Esta serie nació de mi primera visita al Parque de la Memoria; llegué sin guion, movido únicamente por la voluntad de conocer el lugar. Sin embargo, al enfrentarme a esas paredes interminables, la cámara reaccionó antes que la razón, dictada por una marea de sentimientos que no pude —ni quise— controlar. Pertenezco a una generación que vivió esa época con total conciencia. Aunque tuve la suerte de no sufrir ausencias directas, habito los recuerdos de mi padre: las historias de compañeros de la metalúrgica que eran "chupados" de un día para otro, o aquella madrugada en la que militares con ametralladoras lo retuvieron al volver de la fábrica. Tras unos minutos de una tensión que aún puedo sentir, el oficial a cargo se acercó a su auto para decirle: “Nos equivocamos, zafaste”.Ese "zafar" por error, esa frontera delgada entre la vida y la nada, es lo que atravesó mi mirada mientras producía estas imágenes de manera casi inconsciente. Al procesar el material, comprendí que la historia ya estaba ahí. La llamé Infinitos. Porque frente a esos muros sentí que esta herida nos dolerá siempre. Porque, trágicamente, los desaparecidos estarán infinitamente desaparecidos...